Luego de la comida sube hacia el ADVC, acompañado de tu anfitrión Virgilio. Deja que el paisaje te sorprenda poco a poco. A los 1100 metros de altura podrás ver la costa, y disfrutar de un panirama extraordinario. Relájate, escucha el sonido del silencio… Camina, bebe agua de manantial. Aprende de las especies endémicas. Entrégate a la noche, y al grupo de comuneros que protege el sitio. Escucha sus historias. Conoce el esfuerzo de mantener tanta vida en pie. El amanecer te dejará sin aliento, y luego de un cálido desayuno volverás a bajar para conocer los secretos de la comunidad.

¿Has hecho tortillas de maíz rojo orgánico? ¿Pintaste alguna vez tu propio alebrije?

Es momento de la acción.